Perros, gatos, conejos, tortugas, hamsters, y un sinfín de diferentes mascotas, ocupan lugares destacados en la mayoría de nuestros hogares. La llegada de un animal a casa supone algo más que un capricho o un juego. Tener a nuestro cargo una vida, es una responsabilidad que tendrá una serie de efectos y repercusiones en nosotros mismos, y resto de personas que convivan en el mismo lugar.
Sobre estos efectos, destacan los importantes beneficios psicológicos que tiene para nuestra salud contar con una mascota en casa. Un estudio del Dr. Allen R. McConnell, de la Universidad de Miami en Ohio, comparó individuos que tenían o no un animal en casa, y obtuvo que los propietarios de mascotas tenían una mayor autoestima, mejor aptitud física, tendían a sentirse menos solitarios, eran más concienzudos, más extrevertidos, tendían a ser menos temerosos y a estar menos preocupados, que aquellos que no tenían mascota.
En rasgos generales, podemos hablar de los siguientes beneficios psicológicos y emocionales que nos aporta tener un animal en casa:
En rasgos generales, podemos hablar de los siguientes beneficios psicológicos y emocionales que nos aporta tener un animal en casa:
- Genera habilidades de cuidado. La responsabilidad de tener a nuestro cargo a un ser vivo, nos hace unas personas más reflexivas y atentas a esa vida que debemos cuidar, alimentar, limpiar...
- Fomenta sentimientos positivos. Nos permite ser más abiertos y comunicativos, lo que repercute en una mejora de las relaciones con el resto de las personas, y consiguen que nuestro carácter sea mucho mejor.
- Disminuye el estrés y la ansiedad. Pasar tiempo con nuestro animal, como salir a pasear con nuestro perro, o sentarnos un rato en el suelo a jugar con nuestra mascota, nos ayuda a desconectar y aliviar tensiones.
- Levanta el estado de ánimo. Jugar con nuestra mascota nos divierte y nos hace pasar ratos agradables. Nos hacen sonreír, y en ocasiones nos hacen soltar una carcajada cuando de pronto hacen alguna actividad graciosa.
- Nos hace responsables y planificados. En los niños, ayuda a fomentar el valor de la responsabilidad (hacerse cargo de su mascota) y a planificar actividades: hora de salir a pasear, hora de limpiar la jaula, hora de jugar... Lo que, de un modo u otro, se generaliza a otras actividades cotidianas.
- Produce sentimiento de compañía. Un animal proporciona afecto constante y elimina la sensación de soledad por su simple presencia. Muy valorado este aspecto para personas mayores que viven solas, o con parejas cuyos hijos ya no viven en casa.
- Aportan sensación de seguridad. Especialmente, si el dueño vive solo en casa, una mascota suele contribuir a formar un ambiente más seguro, y hacer que nos podamos relajar un poco más.
Echo de menos tener perros, una lastima que no pueda tener uno tanto por la casa donde vivo como por la economía y el tiempo que requieren :(
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